
Acabamos de regresar de la visita a uno de nuestros proyectos en Paraguay y queremos compartir contigo la gran emoción que sentimos.
Esta es una historia con un final feliz, así que te lo adelantamos: ¡todos los alumnos y alumnas de la escuela San Isidro Labrador, en Pozo Colorado, por fin tienen agua limpia y potable todos los días!

Nuestro viaje comenzó en Asunción, la capital. Desde allí fueron necesarias cuatro horas en coche para llegar a una de las zonas más rurales y áridas del país, El Chaco, y en particular a nuestra escuela La Salle San Isidro Labrador, en Pozo Colorado. A medida que uno se aleja de la ciudad, el paisaje se transforma en una extensión de “estancias” ganaderas, donde trabajan, a menudo por una paga muy baja, los padres de nuestros alumnos. Las distancias son tan grandes que sería imposible para los chicos llegar a la escuela cada día.
Por eso, San Isidro Labrador es mucho más que una escuela: es un hogar. Desde primaria hasta secundaria, los niños y jóvenes viven en la escuela junto a sus maestros y educadores, los Hermanos de La Salle y las Hermanas de Cluny.

Hasta el año pasado, la vida aquí estaba marcada por un enemigo implacable: la sequía. En la zona de Pozo Colorado no hay ríos ni lagos, el agua subterránea es demasiado salobre y no existen sistemas de alcantarillado. La única fuente de agua son las lluvias, cuya agua se recoge en estanques llamados tajamares.
Cuando comenzaba la estación seca, se detenía todo lo demás… pero este año, por primera vez, la escuela no tuvo que cerrar.
¡El sistema de recolección de agua que iniciamos en 2021 está finalmente terminado!
Hemos construido grandes cuencas para la recolección de agua de lluvia (tajamares) y una planta de purificación y distribución que abastece a toda la escuela. Y no nos detuvimos allí: también hemos creado otras tres estaciones de recolección en distintos puntos de Pozo Colorado para llevar agua limpia a toda la comunidad, a dos escuelas y al centro de salud.
Para nosotros fue una gran emoción verlo con nuestros propios ojos, terminado. Lo hicieron posible personas como tú, las escuelas La Salle en todo el mundo, organizaciones asociadas como Misean Cara, Loyola Foundation y la CEI, y nuestras contrapartes La Salle International Foundation-USA y Fundación La Salle Paraguay.
Gracias por haber hecho realidad este final feliz para 250 alumnos y alumnas, y para miles de personas.



